viernes, 9 de enero de 2015

¿Luchamos por la Paz?

Todos los 30 de enero se celebraba en mi colegio el Día de la Paz. Un día muy esperado por todos para el que teníamos preparadas numerosas actividades, una de ellas, la preparación de un mercadillo de libros relacionado con este tema.

De este mercadillo del que os estoy hablando procede el libro que os voy a mostrar hoy, el cual tiene para mi una gran carga emocional. 
Ha pasado mucho tiempo y he tenido que volver a releerlo, lo cual me ha transportado a esos años de colegio en los que el Día de la Paz era un día que provocaba en todos nosotros un gran entusiasmo. 

En este cuento, la paloma de la Paz tiene la complicada tarea de llevar un mensaje de Paz importante a tierras muy lejanas. La paloma llevaba muchos días volando sin parar para entregar el mensaje lo más rápido posible.

                  

De tanto cansancio acumulado, la palomita perdió el rumbo, ya no podía volar más así que decidió bajar del cielo y pedir ayuda a los niños que veía desde el cielo para cobijarse, beber agua, descansar, resguardarse del frío...
Estos niños negaron su ayuda a la paloma y se burlaron de ella con gran antipatía pero de repente, la paloma se encontró con una agradable niña llamada Leonor que consigue hacer que todos sus amiguitos se den cuenta de su mala actuación.

                   

Finalmente entre todos enmiendan sus errores, ayudan a la palomita y consiguen que encuentre su camino y continúe su misión.

                   


Esto es lo que todos los padres deberíamos inculcar a nuestros hijos, la colaboración para que la simbólica paloma de la paz nunca pierda su camino.
Leonor y finalmente sus amigos, nos enseñan que todo se puede conseguir con unión y colaboración. Todos debemos cooperar para lograr un mundo mejor.

Algo que nos solemos preguntar cuando se habla de estos temas es, ¿la Paz?, ¡Qué palabra tan compleja!, ¿Cómo conseguirla?... En mi opinión, la palabra Paz es algo sumamente amplio que se constituye gracias a la unión de muchos otros valores como la bondad, la sabiduría en nuestras acciones, la sinceridad, la colaboración... Valores que nos marcan el camino, que nos dan las pautas para vivir pacíficamente con los demás y con nosotros mismos.

Realmente no creo que esto sea algo imposible, quizá un poco complicado. Nuestros hijos son el futuro y por ello tenemos que educarles desde bien pequeños en todos aquellos valores que nos ayuden a la consecución de este gran fin, que no debería ser un fin complicado de conseguir, sino una forma  de vida, la PAZ.

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